Cuando estaba embarazada pertenecía todavía a la orquesta de mi ciudad ("La orquesta clásica de Vigo") y en los últimos meses hicimos un ciclo de conciertos de música barroca. Como sabéis soy contrabajista. El contrabajo me quedaba cada vez más lejos y en cada concierto notaba los movimientos de mi bebé. No era como cuando había fuegos artificiales en la calle, que se agitaba. Con la música de toda la orquesta, los graves del contrabajo ahí pegaditos, el ritmo a veces pausado y otras no tanto y mi propio ritmo creado con mi movimiento al tocar, junto a mis latidos, los suyos y todos los sonidos que escucha un bebé dentro del vientre de su madre...imagináos! No sé si conocéis el principio de resonancia. En resumidas cuentas habla de la unificación de las ondas, o sea que todos esos ruidos y sonidos formarían una orquesta única y armónica.
Por eso mi bebé empezaba moviéndose, en la primera obra, y después se relajaba y sólo se volvía a mover cuando la música paraba.
Por supuesto siempre le hablaba y le cantaba canciones conocidas y otras inventadas para él. Le repetía su nombre mientras acariciaba la barriga...
Llegado el momento del parto, en el coche camino del hospital, escuché una grabación de ese concierto tan repetido en los últimos meses y aunque parir, es parir...mi parto duró dos horas, sin epidural. Un parto precioso. Grité, sí, pero por el esfuerzo, como los tenistas, en los tres empujones que tuve que hacer. Los gritos eran de liberación. Y sentí nacer a mi bebé como una mariposa abriendo las alas. Él también grito cuando no había terminado de salir, algo que por lo visto sorprendió a comadrona y enfermera.
Cuando llegamos a casa volvimos a escuchar aquel concierto, seguimos creando canciones sólo para nosotros, poco a poco compartimos sonidos...cuando lloraba, sólo escuchar mis pasos hacían que se callara. Y por supuesto, estaba muuuyy atento cuando tocaba el contrabajo y me veía desde su hamaquita.
Es casi ya un adolescente pero nuestro vínculo sigue siendo muy fuerte aunque a estas alturas no compartamos gustos musicales. Siempre ha sido un niño creativo, intelectualmente inquieto, libre pensador y muy inteligente (se le han hecho pruebas de inteligencia en su momento a petición de alguna profesora del cole). Es muy tranquilo, le digo que porque nació en domingo, pero sé que la música ha influido en su carácter de la misma manera que todas las emociones que rodearon mi embarazo. Es una persona fuerte y positiva, cariñoso y conciliador. Un tío muy maduro para su edad. No sé si todo esto es producto de la música desde antes de nacer, pero estoy convencida de que muchas de sus cualidades sí lo son.
En esta foto, duerme dentro de la funda del contrabajo durante un ensayo de la orquesta
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