Con los cuencos tibetanos vibrando sobre el cuerpo, sobre cada uno de nuestros chacras, conseguimos liberar nuestras emociones, las recientes y las resesas. Es una manera sutil y agradable de llegar a nuestro inconsciente y el sonido le empuja a salir al consciente para que todo lo que nos pesa pueda salir al exterior, ser hablado, ser escuchado y de esta manera se aligera el cuerpo, la mente y especialmente nuestra parte emocional.
Es fácil para el paciente "escuchar" los cambios que se producen durante la sesión, ya que son muy notorios, en cada uno de los cuencos varía la calidad del sonido, la duración y los batidos, que quizás aquí la evolución sea todavía más clara.
La terapia con los cuencos es muy desconocida a este nivel, ya que lo habitual es que se utilice el sonido y la vibración de los cuencos para alterar las ondas cerebrales y llegar a un estado de ensoñación o meditación que hace que el inconsciente salga a la luz, que es lo que hacemos en las terapias grupales o conciertos, utilizando además otros instrumentos, pero en el caso de la terapia individual vamos a llegar más profundo, donde la razón se pierde y no entiende los porqués del sentir. A través de los cuencos entramos en resonancia y así, al empatizar con el paciente, es más fácil entender y dar nombre a lo incomprensible, es más fácil sacar a la superficie ya sean los patrones, emociones, condicionantes, etc que seguimos sin darnos cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario